3 de junio de 2016

Manolo, el herrero de Santibáñez

Este pasado verano nos acercamos hasta Santibáñez a hacer unos recados y a llevar a mi padre (o más bien al revés) a ver los cachivaches de Manolo, el herrero. 


Manuel Díez Barrigón estuvo durante muchos años al frente de la fragua de Santibáñez, un trabajo que aprendió siendo un niño junto a su tío. Mi padre me ha hablado muchas veces de cómo trabajaba, del gran fuelle, de cómo arreglaban las ruedas de los carros, cómo le llevaban aperos desde Ayoó para su reparación… Ahora Manolo está ya jubilado, pero no por eso ha dejado de trabajar en lo que más le gusta, el metal y el fuego. 









Pero es, además, un hombre inquieto, que ha convertido su casa en un museo del recuerdo de la vida y del trabajo en el campo de hace unos años, esos años que a menudo recordamos en este blog. 



En la panera adosada a su domicilio Manolo ha reunido centenares de objetos de todo tipo, collarones, yugos, dogales, pizarrines, barrilas, zapatos, mecheros, vasijas, cerraduras, carrancas, faroles, llares… ufff, tanto y en tal cantidad, que no alcanzan los ojos a detenerse en todo lo que está expuesto en las paredes.


















Además están sus trabajos manuales, pequeñas esculturas, reproducciones de edificios de Santibáñez como la alcoholera y la casa de la fábrica de harinas, de aperos y escudos heráldicos variados. 









Desde luego, este hombre no puede estar quieto y además, te lo enseña todo con una sonrisa, orgulloso y paciente. 



Así nos lo contó esa mañana de verano en la que nos presentamos sin previo aviso y en la que, amablemente, nos desgranó su historia, sus recuerdos y nos presentó sus tesoros.




Más sobre Manolo:

En el blog del Ti Joaquín.
En Patrimonio Popular, el blog del profesor Pérez Mencía.
En el periódico La Opinión de Zamora, aquí, aquí, aquí y aquí.


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