4 de mayo de 2015

El palomar de Ayoó


A pesar de tener una calle llamada Palomares en Ayoó, estas típicas construcciones del campo son anecdóticas en el pueblo.

Mi padre no recuerda palomares en la calle que lleva ese nombre y el único que hay en el pueblo lo encontramos en El Tiar. Es el palomar de César Cortés, ahora de su hijo Pedro, el de Visi.

Esta pequeña construcción está casi escondida entre árboles y maleza. 




Hace unos años fue sede de una de las peñas de los chavales del pueblo, pero cambiaron de “sede” porque se encontraba en mal estado y era peligrosa.






En los palomares se refugiaban las parejas de palomas, hacían sus nidos y el dueño aprovechaba los huevos o los pichones y también “la palomina”, el abono.

El palomar de Ayoó es bastante sencillo: planta cuadrada, tejado a un agua con una pared bordeando, una tronera en el tejado (tal vez servía también para la entrada de los animales, no lo sé) y agujeros para que entrasen las palomas bajo el alero.

Yo no he entrado dentro, pero he visto unas fotografías que puso Joaquín en su blog y veo que es de pared simple (otros son con una especie de doble pared), con huecos para que las aves instalaran sus nidos y aún está hasta blanqueado con cal, como se ve en la foto de Joaquín.








Foto del blog El Ti Joaquín.

El palomar de Ayoó también es posible que tuviera otros usos (además del de sede de una cuadrilla de chavales). En uno de los laterales hay un boquero, que se usaba para meter la paja o la hierba. Ahora está tapado con una malla metálica.




En los pueblos de alrededor también encontramos alguna de estos edificios. 

En Carracedo hay un palomar, pero está medio caído, solo se mantiene en pie la pared interior, con los nidales.


Foto del blog Patrimonio Popular del profesor Emiliano Pérez Mencía.

En San Pedro también hay un palomar en el centro del pueblo, éste en buenas condiciones, yo diría que incluso en funcionamiento. 

Es muy similar en cuanto a la forma al de Ayoó, de planta cuadrangular, entrada para las aves bajo el alero, tronera, tejado a un agua y reborde alrededor.









Los palomares, una vez dejado atrás su valor para la economía popular, son ahora reclamados por su valor arquitectónico, porque esas humildes construcciones son una muestra del aprovechamiento de recursos (barro y tapial eran el material del que se hacían porque era lo que se tenía a mano y hasta donde llegaba la economía de las familias) y de sabiduría constructiva.

Para ver y disfrutar de palomares zamoranos y de otros lugares, hay una web con unas fotografías preciosas de dos profesores que llevan años recorriendo imágenes de estas construcciones. Aquí.





En la página de Villafáfila hay un buen repaso de las características técnicas de los palomares, de donde he sacado alguno de los datos puestos arriba.



La situación de los palomares no es la mejor, y hay varias asociaciones que luchan por su conservación y mantenimiento. Una de ellas, Asociación Leonesa de Amigos de los Palomares tiene aquí su web. Otra es Sos Palomares, aquí.

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