3 de marzo de 2013

Comida de panes

El pan, alimento de hombres y mujeres, pan con chorizo, pan con tocino para el almuerzo de los segadores, sopas de pan con vino, sopas de ajo, masa de pan para los bollos de las bodas, el pan de la Iglesia,...

Niño con hogaza. Web de Sebulcor (Segovia)


El pan en el refranero popular: “A buen hambre no hay pan duro”, “Pan para hoy y hambre para mañana”, “Quién hambre tiene con pan sueña”. En el artículo sobre la elaboración del pan en La Armuña de la Fundación Joaquín Díaz, se mencionaban también varias oraciones que se decían cuando se metían las hogazas en el horno para cocer: “San Vicente, pan creciente”, “San Juan te haga un buen pan”, “Dios te cueza y Dios te haga pan de mesa”.
El pan es también un elemento de referencia en la religión católica y por tanto, en la tradición familiar. Así se tenían una serie de costumbres, como recogen en la Fundación Joaquín Días: Antes de cortar una hogaza, el cabeza de fmailia solía trazar en su superficie la señal de la cruz. Si un pan se caía al suelo, aquel que lo recogía debía besarlo porque se le consideraba alimento divino. Tampoco estaba permitido maltratar o desmigar el pan o tirar sus restos a la basura, ni volverlo del revés ni pisarlo, como si fuera una afrenta a Dios.

De los hornos no solo salían las hogazas, también otros productos que se aprovechaban de los restos de masa o al calorcito del horno al cocer:
Gumaro, de Aliste, recuerda como lo primero que se sacaba del horno eran las roscas, con las que a veces se hacía “sopa en vino”. Para la sopa en vino, se partía la rosa en “cachos” pequeños en una cazuela y se ponía vino, azúcar y agua, esto era la sopa en vino, y se comía con cuchara.
En el Museo El Varal, en Carracedo, León, se habla de las empanadas a base de patatas, tocino, cebolla, pimentón y chorizo. Recuerdo también que, al día siguiente, llevaba a la escuela un trozo de empanada, que engrasaba el bolsillo. También recuerdo aquellos bollos que, untado con aceite, comíamos al sacar el pan del horno.

La empanada, a base de patatas, cebolla, chorizo y trocitos de tocino, indiscutible en cada cocedura, se hacía una vez terminada de hacer las hogazas. Lo último que se hacía, ya con los restos de masa, eran los bollos que, parte de ellos, se comía en el mismo horno, adobándolos con un poco de aceite que había sobrado de hacer la empanada.
La cena del día que se cocía, era exclusivamente comer la empanada. Sentados todos alrededor de la mesa, se colocaba en la misma la reina de la cena, la empanada. A esta se le quitaba toda la tapa superior y, cada comensal, utilizando, con tenedor en mano, parte de la tapa como pan, se iba comiendo todo el interior de la empanada, naturalmente acompañado del vino casero. Terminaba la cena comiendo, como postre, la fruta del momento o tomando un buen café de puchero.
En el artículo de la Fundación Joaquín Díaz se recogen otros panes de fiesta:
Fotografía de un hornazo tradicional salmantino,
con receta y todo. Web Lunes de aguas.
En ocasiones especiales (Lunes de Pascua, Lunes de Aguas, bodas o banquetes) con la misma masa del pan, mezclada con aceite o manteca se hacían los hornazos, a modo de empanadas repletas de "tajadas" y "huevo duro", y curiosamente rematados en azúcar en la zona armuñesa. Eran efectuados familiarmente y llevados a cocer en el horno comunal.

También se solían hacer "churradas" o "bollas" los días de fiesta. Dulce consistente en masa de pan, fraccionada y estirada en tortitas con el rodillo, y frita en abundante aceite caliente. Se comen recién hechas, con una rociada de azúcar o miel, acompañando el desayuno. La masa se hacía en casa o se adquiría en la panadería.
En el pueblo, para el domingo de Pascua también se hacían unos bollos que llevaban un huevo dentro u otros dulces como una especie de pan pintado de huevo para que quedara lustroso, aunque mi padre de lo que se acuerda y aún se relame era con lo buena que estaba un trozo de masa apartada y frita en la sartén con la manteca. (Artículo Dulcescaseros).

En el pueblo el pan solía ser blanco, es decir, hecho con harina de trigo, pero algunas familias con menos medios o en épocas de más estrecheces, cocinaban con harina de centeno o de otros cereales, lo que daba unas hogazas oscuras y más duras. Aún hoy es el día que cuando yo traigo una barra de pan integral o de cereales o mezcla, lo que ahora se considera una delicatessen panadera, mi madre tuerce el morro y me dice “anda, que ya tuve que tomar yo mucho pan de ese, no voy a comerlo ahora...”.

La harina que se sacaba del trabajo en los molinos del pueblo no servía para cocer pan en casa, era harina muy basta, con la mezcla de salvado y se usaba para los animales. La del pan era la que se traía, por ejemplo, de la harinera de Santibáñez.
La harina de pan también se obtenía cerniéndola con unas cerandas especiales, como esta, la que está por delante, que aparece en la foto de Borón, Teruel, como me explicó mi padre: “con una ceranda así se sacaba la “sucierna”. Cuando se molía se dejaba una harina gorda, con todo el salvado y parra hacer el pan se pasaba por esta criba para dejar solo lo más fino”. En el diccionario de la Academia de la Lengua aparece esta palabra, sucierna, con el siguiente significado: Sucierna: f. León y Zam. Moyuelo que se emplea para alimento del ganado.

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