27 de junio de 2012

Crónica de una sequía anunciada









La fuente de la Iglesia no echa agua. Ni gota. En los últimos años ha ido decayendo por dentro y por fuera. Sus cuatro caños echaban cada vez menos agua a la par que su aspecto externo iba deteriorándose.







Una pena ver cómo se estropeaba uno de los símbolos de Ayoó, la fuente admirada por todos aquellos que llegaban a uno de los rincones más bonitos del pueblo, la fuente de mi infancia y de la de tantos, la que ha saciado la sed de los que iban a la huerta, a segar, a acarrear, a abonar, a regar, a las viñas, a llevar el caballo, a lavar en el pilo... la sed de niños, ciclistas, paseantes, vecinos, jóvenes de hormonas revueltas, de los que descansaban del baile... la sed de mi familia, que allí ha llenado botijos, barrilas, botellas, calderos y herradas...



La fuente de la Iglesia la hizo el Ti Arturo, que fue alcalde de Ayoó en los años 30. Entonces tenía un tejadillo y 4 caños "y a la punta, un piricueto en el que jugábamos de críos", recuerda mi padre.

Fotografía tomada del blog Patrimonio Popular y posiblemente de alrededor de finales de los 60.

"El pilo estaba igual que ahora pero delante, en la zona donde ahora está el abrevadero, había un pilón que se usaba para meter a ablandar la paja o para que bebiese la hacienda y que de este modo no se ensuciase el agua de lavar la ropa. El pilo tendrá como 80 años", rememora mi padre. "Por bajo los caños donde bajaba el agua, habían hecho un cañal para aprovechar el agua que se iba y se desviaba a las huertas que están por allí. Se le metió cemento pero no fraguaba. Le metieron barro, muy fuerte, con el mayo de hacer las tapias y aguantó mucho tiempo".

Mi abuela Menta limpia la lechuga a la vez que llena el botijo.


Hace más de dos años escribía sobre el deterioro de la fuente de la Iglesia y ahora no puedo si no repetir lo de entonces:

Estéticamente está tocada, pero lo peor es que cada vez le llega menos agua. Se habla de pozos privados que se han hecho sobre el acuífero de que se sirve, tal vez la sequía que periódicamente afecta a Ayoó y quizás también sea una mezcla de todo, combinado con el cambio de estructura de la fuente. Esta es una teoría que me comentó un amigo este verano y no la veo tan descabellada: la fuente anterior era del estilo de la del Caño, una construcción con, creo recordar, tres caños bajos.
En 1975 la fuente fue arreglada y se hizo un cuerpo muy bonito, con piedras de cuarzo incrustadas y cuatro caños, altos, elevados al menos un metro sobre la antigua. Mientras ha habido agua de sobra en el acuífero de que se nutre la fuente, ha seguido saliendo como estábamos acostumbrados, pero tal vez lo que mencionábamos antes, la sequía, los pozos, han cambiado la reserva de agua y la fuerza con la que puede salir ahora es más limitada y sencillamente no llega.

Y así estamos, por lo que dicen los que la han echado un vistazo, por dentro está hecha fosfatina y por ahí deberíamos empezar para recuperar nuestra fuente. Ojalá volvamos a poder echar un rico trago de agua en la fuente de la Iglesia.








23 de junio de 2012

El pozo del Coito y el pozo del Robedillo


Ayoó es famoso por sus fuentes y manantiales. Unas nacen de forma natural y las personas las han ayudado facilitándoles un lecho de piedras o encañando el agua en fuentes más formales. Pero en ocasiones ha sido necesario buscar el agua y sacarla a través de los pozos que pueblan las tierras circundantes a Ayoó. Hay muchos pozos, como el de las Fontanas, el del Coito, el del Robedillo... “Las obras para hacer los pozos -recuerda mi padre- las pagaban los de las fincas de alrededor, el que más metros tenía, más pagaba”.




El Pozo del Robedillo es el que está entre las viñas, antes de llegar a las cuevas y del que mana un buen chorro de agua, buenísima. Mi padre rememora cómo se hizo: “Tendría yo como 13 o 14 años. Se empezó el trabajo en un piquín de tierra de la madre de tío Ismael, que la dieron para hacerlo. Ponían cuatro maderas y se iban apoyando allí, profundizando con un palo, le dábamos a la bomba e iba la broca metiéndose. Todo se hacía a base de maña”.

Lavando lechuga para la merienda en la cueva...

...bebiendo agua...
... y llenar el botijo.







“También vi como se hacía el pozo del Coito. Se iba metiendo agua por un lado y por otro un tubo sacaba la tierra. Con una punta de acero el palo profundizador y otro tubo sacaba la tierra y la bomba iba desalojando el agua que salía, todo a pura fuerza. El pozo del coito lo abrió Germán, el pocero de Villamontán de la Valduerna”.


Mucho jugué yo de pequeña en los alrededores del pozo, que estaba cerca de las eras de Pedro Simonín y yo estaba por allí con sus nietos. Siempre me decían en casa que cuidado con él porque salía el agua tan fría que luego daba dolor de tripa. Ahora queda escondido junto al caño hecho durante la concentración, a los pies de una finca, entre arbustos y zarzas, roto el tubo, remendado pero con un chorro de gran fuerza que lanza litros y litros de agua potable cada día.





Junto al pozo del Coito había un pilo de piedras y por detrás tenía una seve (una muralla de leña sujetada con tierra, que servía de parapeto para protegerse del frío) para que quedara más abrigado. “Iban allí porque no había sitio en los demás pilos del pueblo, se llevaba la ropa en talegas a cuestas o en caballerías. Allí se sabían todas las noticias, todos los cuentos”.







A pesar de los acuíferos que pueblan el subsuelo de Ayoó, también hubo algún fracaso, como en La Carvica, donde intentaron hacer un pozo y no salió agua.

20 de junio de 2012

Coches

El pueblo es aquel lugar en el que acaba toda la ropa que nos da pena tirar porque "para allí vale" aunque luego te des cuenta de que ir vestida de los setenta... ¡ni para subir a Peñacabras!. De la misma forma, las cuestas ayoínas son las últimas pistas que pisan algunos coches históricos, con décadas de rodaje en sus neumáticos. Estos son algunos de los que se han visto o aún pueden verse por las calles del pueblo:

El primero ya solo está en la memoria de mi familia, el 124 blanco de mi tía Paulina en el que yo me hice mis primeros larguísimos (así me lo parecía) viajes a La Bañeza. Mi tía vino de sus años de trabajo en Francia y Suiza y se afincó primero en La Bañeza y más tarde en el pueblo y lo primero que hizo fue sacarse el carnet de conducir y comprarse su independencia en forma de coche. No hace muchos años que lo cambió por el que tiene ahora, pero en casa se sigue recordando, y mucho este coche.

Mi tía posando a la puerta de la casa de mis abuelos junto a su sobrino Samuel.


Este era el Renault 4 de Celso que, si no estoy equivocada, se quemó en el incendio de la casa de los padres de Geno, la que se ve en la foto...


El Renault 6 TL de Jose el Guarda... ¿cuántos años tendrá?



Otro Renault 6 TL, el "tractor amarillo" de Nides.



Este también tiene un buen montón de años, un Renault 9 GTD de Jose, Ferrero (es que yo siempre le ha llamado por el apellido!!), el hijo de Jose el Guarda.



Este es un curioso coche que encontramos en el pueblo una Semana Santa (en 2008): un Volvo matriculado en Gran Canaria, con pestillos sujetando el capó, cortinillas y toda una curiosa parafernalia de adornos en el interior.




Y este Lada también nos (a Oier, que se hizo la foto al lado, y a mi) llamó la atención, ¡con limpias en los faros!



El que cierra esta curiosa colección no es del pueblo, lo encontré en Zamora y lo tuve que fotografiar... ¡una cirila, coche de pueblo donde los haya!


17 de junio de 2012

Palabrero ayoíno (20)

Aborrecer: Cuando una madre renuncia a su cría. Suele pasar con los conejos, que a veces las conejas pasaban de sus hijos hasta que estos morían. De pequeños nos decían que no los cogiéramos, cuando eran muy chiquitines, porque si no la coneja “los aborrecía”. En el Diccionario de la Rae aparece la palabra con esta misma acepción: aborrecer. (Del lat. abhorrescĕre). Dicho de algunos animales, y especialmente de las aves: Dejar o abandonar el nido, los huevos o las crías.



Chivitera: Pequeñas cuadras para meter a los chivos.
En la zona de Sayago hay unas construcciones tradicionales de piedra que también reciben ese nombre. Así la describen en la revista digital Argi: “Es un corral de cabritos al estilo tradicional en el que, hasta hace muy poco tiempo, se encerraba al rebaño para el ordeño, el amamantado o el encierro nocturno. Son pequeñas cabañas de piedra cubiertas con techos de escobas que se construían antiguamente dentro de los corrales para evitar daños por pisoteo de la manada o para proteger a los chivitos de posibles depredadores como el zorro. Pero, además, constituyen el lugar en el que el cabrero realizaba un gran número de actividades a lo largo del año, como ordeñar, amamantar, podar las encinas o elaborar quesos. Se llaman chiviteras, chiviteros o chiqueros”.






Desbarruncar: Caer la tierra cuando haces una zanja.




Esmundar: Mondar, pelar patatas o una fruta. Los niños, a la hora del recreo, corrían a casa a esmundar patatas y a atizar el pote... niños como mi madre, o Andrés Conejo o Feliciano, a los que recuerda muy bien mi padre. Si al volver quedaba tiempo, jugaban.


Farrapo: Cacho de trapo. Curiosamente es una palabra recogida en el Diccionario de la Academia. Si buscas Farrapo te lleva la definición a Harrapo y de aquí te envían a Arrapo, y aquí llega otro enlace, con Harapo y aquí estamos en la última palabra, andrajo, ya con definición completa: Pedazo o jirón de tela roto, viejo o sucio . En la historia de Brasil queda registrada una Guerra de los Farrapos, en el siglo XIX en la provincia de Río Grande del Sur.




Guarar: Cuando las gallinas se ponen encima de los huevos para que salgan los pollitos.



Repostero: El repostero es una tela de lino que se hacía para poner en el carro, por si caía grano y para evitar que se rompieran los sacos o también para recoger las habas. Había veces que se usaba como improvisada manta. En el Diccionario de la Academia no aparece repostero con esta acepción, pero si con otra en la que también se refiere a un paño, la tercera: Paño cuadrado o rectangular, con emblemas heráldicos. También se llama así a las telas con las que se engalan los balcones para ciertas celebraciones, como las procesiones de Semana Santa (ver aquí).


Torongollo: Cosa fuerte pero desastrosa.

13 de junio de 2012

El carro de Guillermo y Genoveva

Aquí tenéis otro precioso carro "adaptado" que puede verse por Ayoó. Es el carro de Guillermo y Genoveva, arreglado para poder llevarlo con el tractor, como otros muchos. Es un carro muy bello, en el que aún pueden observarse los restos de pintura de colores que adornaba su estructura así como los dibujos estarcidos de los cuarterones de sus costanas.

Las fotografías están tomadas este verano pasado e incluso le cogí a Guillermo Alonso (primo de mi padre, hijo de tía Anastasia y tío Guillermo) unos días después trabajando con él en las Suertes. Ahora me han comentado que está algo pachucho, de médicos, tras un susto que tuvo hace unos días. Espero que pueda reponerse y poder hacerle alguna fotografía más con su tractor y el viejo carro detrás.

Aquí el carro reutilizado como remolque del tractor y cargado de hierba.

Chapa del Impuesto de Rodaje del año 1973.

Matriculación del carro en San Pedro de Ceque, año 1951.

Otra parte de la matrícula

Supongo que José Alvárez habrá sido el primer propietario de este carro.
Una de las costanas del carro.
El otro lado.

Los dibujos de cada cuadro están casi borrados, pero aún se pueden intuir. Flores, motivos geométricos, hechos con una plantilla.

Las maderas están decoradas con motivos geométricos  y pintadas en colores rojizos. Los hierros de las costanas eran azulados.

Otro detalle de los dibujos.



El cañizo ya está bastante estropeado, aunque ahí sigue haciendo su labor.

La costana por el interior.

Transformación de la bracera para poder enganchar el carro al tractor.


Guillermo en plena faena.

9 de junio de 2012

Y el domingo, a misa

Otra historia similar a la de Corpus Christi le ocurrió a la familia de mi padre en un domingo, el día de misa... “En otra ocasión fuimos a vendimiar un sábado a Fuentencalada. Hacía malo y cortamos dos carros de uvas y el otro íbamos a ir al día siguiente y abuela me dijo que como era domingo fuera a pedirle permiso para ir al cura y a Laurentino, entonces el alcalde. Abuelo dijo que él no iba a hablar con ellos”. Mi padre recuerda como el abuelo, genio y figura, textualmente soltó un “me cago en la puta, que se pudran las uvas que yo no bajo el gorro con esos”.

“Abuela me mandó a mi y le pedí a Don Luterio y me dijo que sí, pero que fueramos temprano. Laurentino comenzó a poner excusas, que si sí, que si no... y cuando le dije que teníamos el permiso del cura ya cedió. Cuando llegábamos con las vacas nos vio el cura, que iba para la Iglesia y nos dijo hala hijo, que ya toco un poco más tarde para que os de tiempo a llegar a misa”.
“Siendo ya mayor vi a Laurentino y le dije, qué, te acuerdas de cuando fui a pedir permiso para ir a por las uvas? Y me decía, pero es que antes mandaba el clero... El clero y los dictadores”, le contestó mi padre.

7 de junio de 2012

Corpus Christi, fiesta de guardar

Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión. Este es un refrán de los de toda la vida que ha perdido gran parte de su vigencia. La Iglesia ya no disfruta del peso que tenía en la sociedad y el día de Corpus, antaño festivo y casi sagrado, pasa ahora desapercibido para la mayoría.

El Corpus Christi, Cuerpo de Cristo, es la fiesta que la Iglesia Católica dedica a la Eucaristía y aún se celebra en nuestro alrededor en Congosta, en Fuentencalada, en Alcubilla, en Nogarejas...



Como comento, antaño el Corpus era día de ir a misa, a procesión si la había y, desde luego, fiesta de guardar, estaba prohibido trabajar en esa jornada. Y de esa circunstancia nace la anécdota que mi padre me relataba:

“Fuimos a Castro a por madera para hacer la casa de tío Ismael, íbamos con tres carros, el de Tío Agustín, el de Tía Viviana y el nuestro. También venían el Ti David, el padre de Aurea y Laurentino, para Pedro el Chinguero y Avelino”. La caravana iba por el camino a Castro, por la Chana, que se venía a tardar como cuatro horas.

“Ibamos donde Pariente, el de Castro, que no podía ir él porque se le había estropeado la transmisión del camión que tenía, un GMC. Pariente tenía un aserradero y una carpintería en la que hacía puertas y ventanas. Uno de sus ebanistas, Marchena, era muy bueno, hacía armarios, dormitorios... Luego Pariente quitó la sierra, pero los hijos siguieron con una tienda de muebles...”.

Volvemos a la historia: “Ibamos porque querían poner la madera del tejado antes de San Pedro y el día del Santísimo era el que podíamos contar con los carros. Pero cuando llegamos a Castro nos encontramos con Don Anselmo, un cura retirado que iba con la boina y la cachava. Nos empezó a decir que éramos unos fariseos, que iba a venir el escarabajo a las patatas por nuestra culpa, por trabajar el día del Corpus, el día del Santísimo".

“Armó tal escándalo que vino el alcalde, que era el maestro, don Ventura y estuvieron Pedro, Ismael y abuelo con él”. Le explicaron que no tenían parejas (las vacas), que la gente andaba bimando y él les dio la razón, lo entendió y les propuso una trampa, les dijo que iba a hacer un escrito como para denunciarles por trabajar el día del Corpus, que lo escribía pero que luego lo rompía, para que don Anselmo se quedase tranquilo y evitar más problemas.


Le decía don Ventura a don Anselmo, “A estos déjeles, déjeles, que mire la denuncia, se lo digo al gobernador, igual tienen hasta cárcel. Si no merecen otra cosa, decía el cura viejo, todo rebotudo. Entonces mandaban así estos tordos”, concluye mi padre.

5 de junio de 2012

Las otras cuevas, detalles



 Zarceras 




Huecos que encontré en los laterales de dos cuevas. Realmente no sé para qué sirven parecen pequeñas alacenas hechas con piedras...



Pejo


Térmanos de la reciente parcelización de las viñas.



Camino excavado por el agua.