15 de febrero de 2012

La cocina de arcos






Mi fama de rebuscacosasviejas ya empieza a extenderse por el pueblo, así que esta cocina que hoy presento es fruto del aviso que me dieron Avelina y Antonio. Estaban ellos arreglando un muro de su casa y recordaron que allí mismo había unos restos, en la vieja casa de una mujer llamada María, conocida como “La Chinguera”. Y así llegué a esta joya, los restos de una cocina de arcos.




Cuatro arcos que aún se mantienen en pie, un horno derruido, una alacena excavada en la pared, los restos de la chimenea... Lo cierto es que con los muchos años que lleva caída la casa es casi milagroso que la cocina conserve su esqueleto en relativo buen estado. ¡¡La de panes que se habrán hecho allí, la de calderos de los cochos que habrán colgado en su lumbre, la de veces que los habitantes de la casa se habrán acercado a las brasas para quitar el frío!!

En este arco se ha aprovechado un lado para hacer una alacena y debajo se observa la entrada de una boca de horno
Detalle del arco, donde se observa el encaje de las piezas de adobe que forman el arco y que fueron después cubiertas por un baño de barro.

Detalle de la alacena situada bajo el arco.

Otro de los arcos, el que estaba situado sobre la pared medianera de la casa.

Por encima del arco aún asoma una vara de madera de las que cruzaban la chimenea.

Tercer arco de la cocina.
Detalle de la piedra que sirve de cimiento sobre elque se asenta el arco.


Cuarto arco de la cocina.

La chimenea, ahora abierta al cielo.

El horno de pan del que ahora apenas unas ruinas, también tenía su presencia en esta cocina. La boca, como hemos visto, estaba en la parte baja de unos de los arcos (posiblemente el suelo estuviera bastante más bajo que como aparece ahora, con todos los restos y cascotes de la ruina) y lo que es el horno en si mismo, en la parte de fuera.





En el blog del Ti Joaquín, sabio, como siempre, se hablaba de estas cocinas de arcos y como más sabe él que yo de ellas, transcribo lo él puso:


Cocina de arcos, máxima categoría de las cocinas “viejas”, o “de masar”, en las que la lumbre se hace en el suelo y los arcos dan amplitud y soporte a la enorme y pesada chimenea de adobes, con tejadillos o “faldas” para evitar la erosión de la lluvia, y con un acceso en una de sus paredes al horno, pieza fundamental en las casas por la necesidad de cocinar el pan. Otras funciones son el curado de “la matanza”, calentar agua o cocinar alimentos, generalmente para el ganado, y cómo no, dar un “calentón” cundo se llega a casa en los húmedos y fríos días de invierno.


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