24 de marzo de 2011

Historias de la mili: la bicicleta

Nunca he visto a mi padre montar en bicicleta. Como le pasó a mi abuelo, las piernas son su punto débil y no le he visto coger una bici en la vida. De hecho, pensaba que no sabía ni andar en una... hasta que me contó esta anécdota ¡¡y ya te digo que sabía pedalear!!


Mi padre cargando la vieja BH de mi hermano hace ya unos añitos.


La historia ocurrió cuando estaba prestando su servicio militar en Astorga y me la contó así:


“Había estado yo con 50 días de permiso el mes de agosto y septiembre y volví al cuartel, pero el domingo alante era cuando se descoitaba (1) y quería volver para ver a Emilia. Así que le dije a Manolo (Casado, su compañero de correrías en la mili), coña, vamos al pueblo, que van a descoitar. El tenía una bici allí y yo alquilé otra en un taller. Fuimos de Astorga a La Bañeza y luego por la Portilla, donde vimos un carro de mulas que llevaban unas chicas y fuimos agarrados al carro hablando con ellas. Luego por Valseco, por la fuente Juan Torres y el sábado a eso de las diez de la noche llegamos al pueblo. Pasamos el domingo en el pueblo y el domingo, amanecientes para el lunes fuimos por la Chana a coger la carretera a Nogarejas, por Destriana. Las cuestas arriba me tenía que bajar. Llevábamos una cesta de mimbre con uvas y no llegó más que el mosto. Yo llevaba también una cesta de peras y las fui perdiendo por el camino. Llegamos a las diez de la mañana y según llegamos ¡al calabozo! Estaba todo lleno con los que habían llegado tarde. Estuvimos aquel día y la noche y luego ya nos soltaron”.


(1) Descoitar: liberar fincas en las que se había prohibido el paso por parte de la Hermandad de Ganaderos. Ver el post anterior, aquí.

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