10 de marzo de 2010

A la luz de los candiles

Antes de la llegada de la luz eléctrica las casas se iluminaban con velas, candiles de petróleo y candiles de carburo.

En las habitaciones había faroles con aceite o velas y los candiles se usaban para estar en la cocina o para ir a la cuadra. Si andaba el aire se apagaban, así que había que aguzar la imaginación. Así, por ejemplo, cuando se iba a las ovejas se llevaba un frasco de cristal con un alambre al cuello para sujetarlo y dentro iba la torcida... También se llevaba a la cueva el candil de petróleo...




Colección de candiles recogidos de la web de Malva (Zamora)

Los candiles de petróleo llevaban una torcida de algodón, una mecha, como una botella... echabas el petróleo y prendía la torcida... en esta página se explica mejor este funcionamiento: era una especie de lámpara fabricada de diferentes materiales, modernamente, de hoja de lata o hierro abarquillado, que tenía por delante un pico y por detrás un mango a cuyo extremo se unía una varilla de hierro con un garabato que servía para colgarlo. Dentro de aquel vaso se ponía otro más pequeño de la misma forma que se llama candileja en la cual se echaba el aceite y se metía la torcida de algodón o lienzo cuya punta salía por el pico y es la que encendida ardía y daba luz.



También se usaban faroles como este de la web de Malva (normalmente con aceite)  para ir a echar de comer a la hacienda o hacer otras labores en la casa.

En la red he encontrado un fragmento del libro “En el corazón de otros tiempos", que narra la autobiografía de un zamorano, el autor del libro, Gerardo Martín Pascual, se recoge esta imagen: “También recuerdo la habilidad de mi madre colocando la torcida, a lo largo del pico del candil, con una de las horquillas del moño de su largo pelo. La torcida era una mezcla de hilos de algodón retorcidos que, impregnados de aceite, cera o petróleo, ardían y se quemaban lentamente, produciendo la tenue llama que servía de luz en la penumbra”.


El combustible venía en bidones que mi abuelo Teófilo compraba en La Bañeza. Mi padre recuerda a una niña del pueblo que fue a nuestra casa y pedía “eso que luce cuando no hay luz”, refiriéndose al petróleo.


Cuando llegó la luz aún se seguían usando los candiles de petróleo porque se iba con mucha frecuencia.
Candiles de carburo, web de Codesal (Zamora)


Los candiles de carburo eran unos cacharros que funcionaban de una manera similar a las cafeteras italianas: se echaba el carburo, un poco de agua y se ponía una pieza e iba cayendo gotita a gotita el combustible y esto era lo que ardía.


En la página del pueblo de Valdeobispo, en Cáceres, se cuenta perfectamente cómo funcionaban estos candiles de carburo:


En la fotografía podéis ver un carburo desmontado en sus componentes. En el recipiente de la derecha se colocaba carburo cálcico y se tapaba con el de la izquierda. Juntos se introducían en el recipiente mayor en el que se ponía agua. Al reaccionar el agua con el carburo desprende gas acetileno que salía por la boquilla del dispositivo, que al prenderse arrojaba una luz más intensa que el del candil o el quinqué de petróleo.


Los candiles de carburo eran más modernos, más limpios que los de petróleo y más seguros que las velas. El carburo se compraba en piedras que venían en bidones de chapa con un agujero en medio.


Cuando tras la sementera y durante todo el invierno, las mujeres iban a “los hiladeros”, a hilar el lino, la lana, a tejer los jerseys para la familia, ... se compraba el carburo a escote, entre todos los que iban a casa de la abuela Menta. También se pedían unos a otros para actos como las matanzas o las bodas, igual que se hacía con las mesas o las sillas.


Los niños cogían los restos de carburo, los metían en un bote, excavaban un agujero, lo tapaban bien con arena y tierra y le ponían una mecha que encendían con un palo largo (¡al menos eran conscientes de que era arriesgado!). El bote salía como un cohete, disparado. Otra variante era meter el bidón de carburo en el agua y hacerle un agujero con una rama y esperar a ver cómo subía... Era un juego peligroso pero que les encantaba y, milagrosamente, nunca les pasó nada a ninguno de ellos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy útil para mi estudio, muchísimas gracias¡¡¡

Alberto Sanna dijo...

Puedes ver mas candiles en el MUSEO DEL CANDIL, www,candiles.org

IRM dijo...

Gracias, Ariston, muy interesante la web (por cierto, la dirección con punto, no con coma no?)