4 de septiembre de 2008

El espíritu de los pueblos


Raro es el verano en el que no tenemos alguna fatal noticia relacionada con el tráfico. La de este año llegó el día 13 de agosto cuando supimos del accidente de dos motoristas en Camarzana. Se trataba de dos jóvenes de 20 años que se dejaron la vida al empotrarse contra una furgoneta. Yo me enteré de la noticia, a medias, por un crío que había pasado por la zona y que nos contó que había visto dos muertos tapados con las sábanas. Por la noche las noticias ya situaban la edad, el lugar y las circunstancias del accidente, pero lo que me llamó la atención fue lo rápido que se extendió por el pueblo la filiación de los desgraciados chavales (a nosotros nos lo contó una pima de mi padre que se presentó antes de cenar en casa para dar el aviso). Uno era de Castrocontrigo y su padre había fallecido hacía unos años cuando estaba en el monte talando árboles. El otro era nieto de un señor de San Félix de la Valderia conocido en el pueblo porque solía ir a comprar alubias, garbanzos, terneros... Desde San Félix acudían a entierros en Ayoó y se pensó en hacer lo mismo. Rápidamente se organizó una comitiva de coches que fue al pueblo vecino para mostrar sus condolencias. Así, lo que en principio solo era una desgracia leída en el periódico, quedó más cerca de cada uno de nosotros, poniendo nombre, apellidos y circunstancias personales a los jóvenes muertos.

2 comentarios:

Triceratops dijo...

Pues si, esto ocurre en los pueblos con cualquier acontecimiento cotidiano o extraordinario. Las noticias corren como la polvora y a menudo se adornan con añadidos que nada tienen que ver para hacerla mas interesante. Es como si todos fuesen (fuesemos) escritores del "colorín" deseando que nuestra noticia, nuestra versión, sea la más oida, la más comentada.
En este caso Edu y Ruben fueron el centro de la noticia por unos días, seguramente ellos querían serlo por otros motivos pero la carretera les nego el derecho a ser felices.
Eduardo, de San Felix, había superado el periodo de prueba en la Guardia Civil y afrontaba la vida con esperanza y alegria, Ruben, de Castrocalbon, era más joven y comenzaba la vida en compañia de su joven novia que no volvera a verle, él era todo alegria, todo jovialidad, nadie estaba triste si él estaba cerca.
Yo los conocía personalmente, eran mis colegas en mis largas noches del sábado, les extrañaré.

Un saludo.

IRM dijo...

Hola Trice: lo primero, siento mucho lo de tus amigos, siempre es triste que se vayan tan jóvenes y de esa forma tan terrible... mis condolencias para sus familias y sus amigos, que les seguirán llorando.

Y sobre el post... un poco lo que quería decir es cómo me llamó la atención que al poco tiempo de que se supiera la noticia, ya llegaba a mi casa, personalmente, la información de quienes eran, las relaciones familiares, los vínculos, aunque fueran absolutamente circunstanciales con el pueblo... y cómo se organizó una pequeña representación de Ayoó para personarse en el funeral de uno de los chicos.

Un saludo.