1 de septiembre de 2013

El verano que se fue

Ya de vuelta en casa comienza a estar en pasado el verano ayoíno... un verano con mucho calor, tanto que apenas que hemos dado esos paseos que tanto nos gusta dar en casa... pero a ver quien era el guapo que se aventuraba a ir al monte con 30 grados a las siete de la tarde... Afortunadamente, este año no hemos tenido incendios, como el pasado, aunque a mediados de julio si que hubo un incidente en la zona alta del pueblo, en un ferrañal de la calle Corrales, ardieron todas las hierbas y zarzas que había alrededor de una solitaria panera, afortunadamente sin más consecuencias que el ennegrecimiento del rincón. Fuego y agua, otra vez con problemas de agua, con fugas, la calle de la Iglesia parcheada en busca del problema y el final de la calle el Canto levantada para renovar las tuberías.




En el resumen de lo malo ocurrido anotamos los robos... A Conchi la de Burgos le robaron la bici de la puerta de su casa... el caso es que tenía la de su hijo nueva, de aluminio, junto a la suya y le robaron la suya, ya con unos cuantos años, con una cestita como la mía... Increíble, porque una de las buenas cosas de Ayoó es la confianza y este tipo de cosas la corta de raíz. Ya quedaron lejos los días en que las casas del pueblo tenían siempre sus puertas abiertas ¿y ahora vamos a tener que comprar candados para nuestras bicis? Y en las huertas, por cierto, poned alarma antirrobo a las lechugas y los pimientos, cual tienda de Zara. En casa contaron, no sé si será cierto o no, que cuando vino uno de los camiones-tienda que suele acercarse al pueblo, mientras el señor estaba vendiendo el producto, un acompañante preguntó dónde estaban las huertas del pueblo. Alguien le señaló Prapalacio, pensando que iría a ver el paisaje, pero qué va, no solo iba a mirar, también a catar y por lo visto arrasó varias huertas llevándose una cebollita por aquí, una lechuguita por allá... tomates pocos porque este año han venido tardísimo.

También tuvimos entierros, desgraciadamente. Falleció una señora de Ayoó pero que vivía con su hija en Congosta, Rufina Gutiérrez. Tenía 97 años y llevaba ya muchos años enferma. Una de sus hijas es Celia, que fue maestra en el Valle, recordada por muchas mujeres, entonces niñas, del pueblo y alrededores.

El otro fallecido fue Quico, Francisco Tábara, que apareció muerto en una viña. Lo encontraron Ventura y Conchi (hija, qué veranito) cuando paseaban con los perros. Aunque el informe médico no se ha hecho público, obviamente, los comentarios señalaban que murió debido a un golpe de calor. Quico tenía 77 años, cumplía 78 años este año, que era quinto de mi padre.

Desde aquí mis condolencias a su familia, su viuda y sus hijos, Mari Carmen y Javi, así como también a la familia de Rufina, la otra finada.

El chiringuito bien cerradito aún porque era por la mañana,
por la tarde bullía de gente y animación pero ¡oh, despistada
que he andado! no le hice foto :(

En la sección de noticias positivas tenemos que hablar del éxito del chiringuito de Requeijo. Con el tiempo que acompañaba, las tardes eran punto de reunión de paseantes (bueno, muchos paseaban desde el aparcamiento del coche hasta la barra) y bañistas... se estaba taaaaaaan bien allí, tomando una cervecita a la sombra de alguna de las mesas, viendo el agua, charlando... Todo un éxito la reapertura del local de la mano de Irene.
El bar de Loli, por cierto, tiene puesto el cartel de se alquila o traspasa, ya veremos qué pasa con él.

La Asociación Perafondo, tan activa como siempre. Tras las fiestas de San Mamés, entre los días 10 y 18, organizaron su Semana Cultural en la que había un poco de todo: pasacalles con los trajes regionales (no tengo fotos, no estaba ese día en el pueblo, si alguien tiene y me las pasa, estaré encantada de colgarlas); senderismo; juegos para los niños; exposición de fotos antiguas (ya hablaré otro día de ella), charla, la representación de la comedia “Los miserables” (también tendrá post propio... por cierto, ¿qué pasó que hubo mosqueo porque en Congosta no se dejaron bancos de no sé dónde para acondicionar la cochera?) y otros actos como los inevitables partidos de calva, la comida de hermandad y la de los quintos sesentones (dicho con cariño eh?). Una inyección de actos que anima mucho el verano ayoíno.

Aplausos finales tras la primera representación de "Los Miserables".

los caminantes en la ruta de senderismo organizada por Perafondo.

Exposición de fotografías antiguas en los bajos del Ayuntamiento.

Ha habido mucha mucha gente en pueblo (¿la crisis provoca la vuelta al pueblo?) y en las fiestas, claro. De todo ello y de alguna cosita más pongo unas cuantas fotos-resumen.
 
 
Este es el chorro que cae en el pilo de Peñacabras (con la barca de Oier deslizándose).
Solo pudimos hacerlo ese día porque después no llegaba el agua o llegaba muy poquita,
repitiendo un año más los problemas con las conducciones que hay en el pueblo.

Chopos cortados junto a la carretera, cerca de San Mamés. Los de la empresa
que habían pagado y no cortado (o habían cortado y no pagado, que también
hubo algún caso), llegaron y cercenaron varias plantaciones de chopos en
diferentes partes del pueblo. Qué ya sé que se plantan para sacarles
un provecho, pero de una pena ver caer los árboles...

Mercado romano en Santibáñez.

En uno de los puestos había diferentes tipos de ramos leoneses (aquí un post al respecto).


En la última facendera se hicieron mejoras en el pozo del Coito:
se abrió camino para poder pasar cómodamente hasta él y se le hizo
una poza alrededor.

 
Niños esperando los caramelos a la puerta de la Iglesia.
Bautizaban al tercer niño de Eva, la hija de Pili, nieta de María La Paloma...
no sé qué nombre le pusieron pero es igualito a sus hermanos.

 
 
Fiestas de San Mamés. Varios momentos de los juegos que hubo tanto el primero como el segundo día para los niños. A destacar la presencia de una peligrosa vaquilla alfonsera en el recinto. Y merienda para rematar la faena. ¡¡Gracias a todos por currarse un par de tardes muy entretenidas!!













 Procesión de San Mamés.











Judith, la hija de Marian.


 
Fiestas de San Bartolo.
El coto de cazadores preparando el convite de la víspera. Nos dieron un trozo de panceta, un filete,
un chorizo, un trozaco de pan, melón y sangría... ¡¡¡y todos cenados a casa!!!



Para amenizar las espera nada mejor que una partidita de cartas. En eso están mi madre Emilia, Pili, amiga de mi tía, una señora creo que cuñada de Conce, mi tía Paulina, la citada Conce, la de Luis y Adelina la de Alejandro.

La cola desde arriba.

La cola por abajo.

El baile vermouth.


La Escuela de Música y Danza Musical Bañezana pusieron el ritmo y el colorido.

Embelesadas con la música: Florencia, Adonina y Sergia.



Tarde de juegos para niños.





Los disfraces del día de San Bartolín.

Las mujeres toman posiciones para ver cómodamente el desfile.

Los primos ayoínos de Al Capone.

Markel y el nieto de Carmen, afinando instrumentos.

Alina, Iciar y Marta, princesas de la tarde.

July y Sheila, de negro y peligrosas.

Los boxeadores, perfectamente maquillados.


Tribuna de paparazzis.

Los Hulk.

Oier con su disfraz, idea y diseño personal... iba de Pou, la gran mayoría de adultos pensaría que iba de caja sin más, los niños en cuanto lo vieron lo identificaron, "¡mira, es un Pou, un teléfono móvil!". Cosa de generaciones.

Mucho público y por una vez, respetando espacios. Los niños desfilaron sin problemas y todos los vimos sin apreturas.

La leyenda de la cazadora Ana.

Chinos con las cosas del chino.

Héctor muy metido en su papel de pingüino.

Y llegaron ellos; Felisa abriendo paso, David la flamenca (¡enséñame a andar tan bien con los tacones!) y Tania la torera.




¡¡Olé!!



 

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